Para empezar, ya el primer día, tomé el sol a plenas 7 de la tarde, y ¡con protección 50! Llamadme loco, pero fue una experiencia asombrosa. El segundo día, vi a otros cuantos atrevidos, y para impresionarles, estuve 90 minutos, y sólamente me eché la crema ¡¡una vez!!
A medida que avanzaba el tiempo, mi osadía fue en aumento echándome en la cara protección 50 y en el cuerpo ¡¡¡protección 30!!!, poco a poco preparándome para la proeza final... ponerme al sol durante 3 horas (sí, sí... 3 horas) y con autobronceador de protección 15 ¡¡¡¡en spray!!!! Para ello, estuve entrenándome algunas noches, en las que me tumbaba durante hasta 4 horas, sólo con el autobronceador. Finalmente, salí aquél día, y estuve 3 horas ¡¡¡¡¡y media!!!!! (flipa), echándome el autobronceador ya en la playa para que se viera bien que era en spray.
Ya os iré relatando más de mis aventuras.
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